....Es un libro recomendable para
todo el que quiera pulir su manera de expresarse, pero está especialmente
dirigido a argentinos, pues se destacan los errores comunes entre nosotros y
los malos usos que se les da a ciertos vocablos en nuestro país. Debo decir,
bienvenido sea, constaté pocos errores en mi forma de expresarme, menos mal.
Aún así, el profesor Esteban Giménez resalta tanto las evidentes redundancias
en las que se cae a menudo, como aquellas frases hechas que circulan y que, por
ser antiquísimas, tienden a ser aceptadas como válidas aun cuando estropean el
recto sentido del lenguaje o incurren en graves faltas.
....En el primer capítulo se encarga de locutores y periodistas de nuestro
país, siendo que son profesionales que ejercen mucha influencia sobre el uso
del idioma y difunden tanto expresiones acertadas como graves faltas. Sigue con
ecónomas, chefs, pasando por abogados y jueces, médicos (esta es la sección
donde reconocí fallas en la pronunciación que le doy a algunos términos,
sorprendente es que se expandan tanto tales errores), políticos, policías,
periodistas deportivos, adolescentes (no censuró casi la jerga adolescente,
puesto que se trata sólo de eso, cronolecto), maestros y profesores.
....A pesar de que, necesariamente, este libro por su naturaleza se estructure
en forma de "listado", la rica ejemplificación y el toque humorístico
hacen amena su lectura.
....Algunos errores de redundancia que pueden pasar inadvertidos por la
frecuencia con que se utilizan:
"...atiende las 24 horas del día" ( lo correcto es: "atiende
todo el día" o "atiende las 24 horas")
"...ultimar los últimos detalles" (jojo)
"...en un lapso de tiempo" (lapso ya es un período de tiempo)
"...túnel subterráneo" (aquí propone que todo túnel necesariamente
está bajo tierra, me surgió la duda, pues hay túneles debajo del agua, pero
bueno...)
"...primera prioridad"
La palabra mismo/a suele cumplir
la función de adjetivo, en oraciones como la misma persona; del mismo color; lo
puede hacer uno mismo, pero lo que no es correcto es usar este vocablo como
simple sustantivo [¿o pronombre?] ocupando el lugar de la persona u
objeto del cual se está hablando.
Errores de género:
....Al completar una ficha o
documento de identidad, donde dice "nacionalidad", es cierto que aquí
en Argentina, los hombres escriben "argentina", lo cual no concuerda
en género, pues no se puede decir que un individuo sea de nacionalidad argentino, sino de nacionalidad argentina.
Respecto de la glándula tiroides, es de género masculino: el tiroides.
La sartén, no el sartén.
Muchas otras.
Términos médicos
....El sufijo "plastia" no se acentúa ni tilda en la i, de modo que:
angioplastia, rinoplastia, toracoplastia, y todas las terminadas con dicho
sufijo son graves, no acentuadas en la i, y así es como deben pronunciarse.
....Lo mismo pasa con "scopia": laparoscopia, endoscopia,
colposcopia. No deben escribirse ni pronunciarse laparoscopía, endoscopía,
colposcopía. Esto fue un descubrimiento para mí, puesto que los
médicos lo pronuncian con tilde en la i.
Se dice revisión médica, y no revisación.
Trasplante, y no transplante
Constipación (es estar resfriado, no atorado del tránsito intestinal)
Constreñido (es estar obligado a algo) Estreñido (ahora sí es estar con bloqueo
gastrointestinal)
El término no es diabetis, sino diabetes.
La forma correcta es libido y no líbido.
Otros errores
....Se dice apóstrofo y no apóstrofe como yo misma digo, y espero corregir.
Apóstrofo es la supresión de una letra dentro de una palabra, y si bien apóstrofe
también existe, se refiere a "un discurso dirigido contra alguien"
En el superlativo y diminutivo del adverbio lejos se mantiene la s, de modo que
debe decirse lejitos, lejísimos, y no lejísimo, lejito.
Debe decirse guardapolvo y no guardapolvos
Atención, la palabra deleznable "significa que se rompe con
facilidad" y no equivale a "detestable, execrable" como se
escucha en los medios de comunicación.
No hacer ensalada con los apellidos de estos dos, sobre todo en los carteles de
las calles: Hipólito Yrigoyen y Bernardo de Irigoyen.
Detentar, usada por políticos generalmente, quiere decir "retener alguien
una cosa sin derecho" por lo cual si un funcionario dice detentar el cargo, estaría afirmando más o menos
que usurpa.
Se dice telgopor y no tergopol.
....El uso redundante de
"mismo" altera gravemente la cohesión de este texto, es un poco
cómico.
Un delincuente asaltó a una joven. La misma se dirigía a su trabajo. En el
mismo, la misma cumple la misma función que su hermano. El mismo trabaja junto
a la misma, y los mismos son apreciados por sus superiores. Los mismos están
esperando que la misma y el mismo regresen a la misma tarea que realizaban
antes del mismo.
....En absoluto es "no, de ninguna manera" y no puede ser usado
indistintamente para negar o afirmar. Aquí el ejemplo que adosa el profesor
Giménez:
Periodista: Doctor... ¿ustedes
van a ser permisivos con los evasores?
Político: En absoluto.
Dio a entender que su respuesta es "no". Pero un rato después se
escucha al mismo político responder de esta forma:
Periodista: Doctor... ¿ustedes van a mejor la seguridad?
Político: En absoluto.
Su intención es afirmar, pero está negando.
....Recopila términos que los argentinos casi siempre pronunciamos mal como:
crosta por costra, polvadera por polvareda, desaveniencia por desavenencia,
motus propio por motu propio, a prima facie por prima facie, punitorio por
punitivo.
....También se encarga en apartados especiales de: verbos, extranjerismos,
neologismos, hipercorreción, vulgarismos, expresiones contradictorias,
significados erróneos que se le atribuyen a algunas palabras, yerros de
traducción, expresiones en latín, etc.
Sostiene que en la lengua se
refleja la sociedad y que todavía existe el machismo:
Cuando usted busca en el diccionario un adjetivo-por ejemplo,
"bueno"-notará que antes de la definición correspondiente aparece bueno, na, alterando el orden alfabético que
debería decir buena, no.
....Me pareció un buen libro, útil más que nada, no había leído de este autor
ningún escrito con anterioridad. No sé si ha publicado algún otro libro
actualizado, pues este ha sido editado en 1999 y como sabrán, nos perdemos de
los cambios que puedan haber surgido en el uso del lenguaje e, incluso, de
aquellas palabras o expresiones que con frecuencia son incluidas por la RAE
pasando a ser, de formas incorrectas o no válidas, a formas legitimadas del uso
del idioma.
....Un ejemplo de un cambio que no me pareció muy razonable de la RAE y que el
autor menciona, refiere a la palabra "lívido", asignada para referirse
al enrojecimiento del rostro, al sonrojado, ha adquirido otra acepción, la de
palidez, que ha sido avalada por la academia. Creo que una palabra no puede ser
al mismo tiempo y en el mismo sentido dos cosas distintas. Ahora cuando lea,
por ejemplo: " El ratero fue descubierto in fraganti, su rostro se puso
lívido" no sabré inferir si sintió vergüenza y sonrojó o experimentó miedo
de ser apresado y empalideció.
....Algunas pocas expresiones que corrige me parecieron dignas de indulgencia y
poco graves, pues la lengua surgió, hace mucho tiempo, del habla, y no
viceversa, es decir, el lenguaje (lengua en práctica) es lo que mantiene viva
la lengua y la hace evolucionar y enriquecerse con nuevos términos. De todas
formas, no hay que olvidar que la lengua es la más elemental herramienta de
comunicación y que, un desliz en su uso, puede desembocar en consecuencias más
o menos graves, pensemos, por ejemplo, en actas, documentos, manifiestos,
informes, etc.